La Administración Federal de Autopistas ha realizado estudios en los que analizó la incidencia de distintas condiciones meteorológicas en choques durante un período de diez años (2007 a 2016).
Los resultados obtenidos mostraron lo siguiente:
- 1.235.145 choques tuvieron relación con el clima, correspondiendo a 21% de los choques
- 418.005 personas resultaron heridas, correspondiendo a 19% de los lesionados
- 5.376 perdieron la vida, correspondiendo a 16% de las fatalidades por choque
Además, la mayoría de estos accidentes pasan en pavimento mojado (70%) y durante lluvias (46%). La nieve y aguanieve también inciden, pero en menor medida (18%). Finalmente, la neblina solamente parece ser la causante de un 3% de estos accidentes.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Manejar acorde es primordial. Usar las luces correspondientes, mantener distancia de frenado y reducir la velocidad. De hecho, a este último tema no se le da la importancia que merece y puede hacer una gran diferencia.
En Seattle, la reducción de velocidad de 30 mph a 25 mph en calles arteriales, y de 25 mph a 20 mph en calles residenciales ha hecho una diferencia en el número de lesionados en nuestra ciudad.
¿De quién es la culpa?
Es siempre responsabilidad de los conductores manejar de la forma más segura apenas se suben al auto. Sin importar las condiciones climáticas, pagará compensación el conductor que tuvo la culpa del accidente porque así funcionan las leyes de Washington (enlace en inglés). Con motivo de las reglas de la culpa comparativa, cada conductor paga los daños hasta la extensión por la que es responsable. Esto significa que aun si fue parcialmente responsable de un choque, podría obtener compensación por la parte que le corresponde.
En definitiva, legalmente hablando, no se le puede echar la culpa al clima. El clima es previsible, y siempre pueden tomarse medidas preventivas al respecto. La ley de Washington no señalará a la lluvia o a la neblina para que le paguen su compensación, sino al conductor que causó el accidente, al margen de si el día del choque había sol radiante o tormenta épica.