Para un adolescente, el día que recibe su licencia de conducir es un momento de gozo y libertad. Para sus padres, puede ser un momento de estrés, preocupación, y miedo.
Los padres se preocupan por sus hijos que manejan con buena razón: las estadísticas de los choques automovilísticos demuestran que los adolescentes afrontan un peligro elevado al volante respecto a un adulto. Hay ciertas precauciones que cada padre debería tomar para proteger a su adolescente hasta que obtenga la experiencia necesaria para manejar prudentemente.
Factores de peligro
Estudiando las estadísticas, podemos identificar ciertos factores que aumentan la probabilidad de un accidente devastador para un adolescente. Por ejemplo, los adolescentes varones causan el doble de accidentes que las chicas.
Cuando los adolescentes llevan a sus amigos en el auto, el peligro aumenta enormemente. Cada pasajero adolescente agrega más a la probabilidad de un accidente. Esto podría ser porque los chicos se distraen con sus amigos, y también podría ser que toman riesgos imprudentes – como exceder los límites de velocidad o manejar sin cinturón – para mandarse la parte.
Lo que los padres pueden hacer
Estas mismas estadísticas demuestran que, cuando hay un adulto en el auto, el riesgo de que el adolescente maneje imprudentemente disminuye. Cuando es posible, es mejor acompañar a su hijo en el auto y, si no puede, limitar los pasajeros de su misma edad que puede llevar.
Asegúrese de que su hijo entienda las consecuencias severas de imprudencias como manejar sin cinturón o manejar ebrio. Ayúdele a entender que un momento de distracción o de negligencia puede arruinar su vida para siempre, porque podría lastimar o matar a una persona inocente en otro auto – o a él mismo o ella misma.
Parte de ayudar a sus hijos a crecer y estar listos para la vida de adultos es confiarles mientras aprenden a manejar. Pero confiarles no significa que tienen que abandonarles a los peligros de la calle sin guia. Con la preparación adecuada, usted puede ayudar a su hijo a volver sano y salvo a la casa cada noche.