El latigazo es probablemente una de las lesiones más controvertidas. Por un lado, es difícil de probar dado que no es una lesión estrictamente visible. Por otro lado, es famosa como una de las lesiones falsas más usadas para sacar provecho de un accidente y cobrar dinero de las aseguradoras, y al fin de cuentas del otro conductor que terminará pagando una cuota más alta.
Breve explicación de lo que implica la lesión
Cuando un vehículo choca a otro de atrás, el auto chocado, así como los torsos de las personas en este, son golpeados hacia adelante, pero las cabezas de los ocupantes permanecen en posición hacia atrás por una fracción de segundo. Esto hace que sus cuellos sean hiperextendidos. Cuando el torso rebota contra el respaldo del asiento, la cabeza se mueve ahora hacia adelante y luego es tirada bruscamente para atrás de nuevo por los cuellos, sobre extendiendo al torso y causando hiperextensión en el cuello. Si los apoya-cabeza están más bajos y hacia atrás, los efectos son aun más severos, y todo esto ocurre en un segundo.
Es importante mencionar que, en muchos casos, los efectos del latigazo (enlace en inglés) se sienten después, alrededor de un día después del accidente.
Las razones por las que es minimizado o exagerado
Desafortunadamente, esta lesión que perfectamente puede ser genuina y dolorosa es “dibujada” por personas que simplemente quieren dinero fácil de las compañías de seguro. Muchos de estos estafadores reclaman sufrir este tipo de lesión por choques mínimos, ocurridos a baja velocidad en lugares como estacionamientos. La realidad es que en definitiva son los asegurados los que pagarán más por su seguro. Entre $400 y $700 más al año para la familia promedio que es víctima de estos estafadores (enlace en inglés).
Por otro lado, en muchas ocasiones también se subestiman las consecuencias del latigazo. Muchas lesiones de tejido blando no se ven en rayos x o resonancias magnéticas. Por esto a menudo los latigazos no son tratados y hasta pasan desapercibidos por un tiempo. La fuerza del latigazo es repentina y violenta, tomando a la persona por sorpresa. Además, afecta más a aquellos con cuellos más delgados.
Aquellos que sufren de latigazo sufren de lo que se denomina “cuello militar”, enderezando la curvatura del cuello, es decir, perdiendo la curva natural. Esto es difícil de curar y además puede llevar a artritis.
Definitivamente, el latigazo no es una lesión para minimizar. Sin perjuicio de la existencia de estafadores, la posibilidad del daño es real. Si usted sufre secuelas de lo que presume puede ser latigazo, no haga caso de compañías de seguros que intenten minimizar su lesión y consulte con un médico y un abogado.